¿Cuál es la mejor alternativa entre los dos colchones antiescaras?
La elección debe ser el colchón antiescaras de aire dinámico con celdas alternantes, o en contraposición, la mejor opción es el colchón antiescaras hibrido de aire estático sin bomba. El primero funciona con un compresor con regulación de presión del aire; el segundo funciona hinchando inicialmente el colchón con una bomba. He aquí la cuestión.
¿Puede un colchón antiescaras hibrido ofrecer un mejor manejo de presión y a la vez una experiencia de paciente más positiva?
Es la eterna pregunta que surge cuando las familias con parientes que han sido identificados como sujetos con un elevado riesgo de sufrir úlceras por presión.
La cuestión que vamos a tratar no solo busca responder si, independiente de la tipología de colchón antiescaras, este se adecua a la situación de cuidado que requiere, sino también, si el colchón aporta el nivel de experiencia y satisfacción que el paciente necesita.
Tener la impresión de que es difícil hacer las transferencias para los cuidadores
En muchas ocasiones hemos repetido que tan importante son los resultados de los análisis clínicos, como mejorar las experiencias desarrolladas por el paciente. Es decir, que sienta que este colchón antiescaras es el que mejor le conviene para ser atendido, pero sobre todo que le permita disfrutar y descansar con mayor comodidad.
La elección del colchón antiescaras debe partir de las preferencias de la paciente, no por necesidades clínicas
Lo cierto es que, en la mayoría de las ocasiones, colchones antiescaras sobradamente adecuados para la atención de pacientes con un riesgo elevado a muy elevado, producen experiencias insatisfactorias en el paciente.
Debemos comprender que la mayoría de los análisis y auditorias realizados determinaron que, independiente de la tipología de colchón antiescaras que sea, (de aire dinámico o de aire estático), y si siempre que estemos hablando de colchones antiescaras que ofrecen los mismos niveles de garantías de alivio de presión, por ejemplo, colchones para atender pacientes que tienen lesiones por presión de nivel 3 en entorno domiciliario, mostraron resultados clínicos igualmente positivos.
Las auditorias clínicas han determinado que ambas tipologías ofrecían una adecuada reducción por presión.
Entonces, si no existe ninguna diferencia destacable en cuanto a resultados clínicos se refiere, sobre qué elementos debe basarse la elección de un determinado colchón o no.
Basarse en las sensaciones y experiencias del paciente
Si la elección del colchón antiescaras, la basamos en términos de coste, podemos asegurar que los colchones antiescaras de aire dinámico que funcionan con un compresor con regulación de presión conllevan inherentemente: riesgos de averías del equipamiento y gastos de electricidad del compresor eléctrico. Y ya conoce el dicho: ¡cuánto más sencillo, menos se avería! ¿Entonces?
Obviando, el factor coste, y entendiendo que ambas tipologías ofrecen la misma y adecuada redistribución de presión sobre la superficie de contacto, únicamente nos que abordar las satisfacciones de los pacientes.
- Escuchar necesidades como que: “el paciente indicó que podía dormir sin molestias gracias a la reducción de ruido”
- Extraer sensaciones tales como: “tenía la impresión de que los cambios posturales eran más fáciles de realizar”.
- Entender experiencias como: “el paciente manifestaba su frustración puesto que indicaba que tenía la impresión de que sus necesidades no estaban siendo atendidas”
- Compartir vivencias como: “la paciente insistía constantemente en que, los colchones dinámicos eran duros e incómodos”
- No oír, sino escuchar: “se quejaba frecuentemente de que el ruido de las bombas hacía que resultase difícil conciliar el sueño por la noche”
- Impresiones: “tenía la impresión de que era difícil hacer las transferencias para los cuidadores”
Aunque los colchones antiescaras sin bomba que se basan en un sistema híbrido de presión de aire estático, en comparación con los colchones de aire dinámicos con celdas alternantes, obtuvieron los mismos resultados clínicos igualmente positivos, lo cierto es que, los primeros fueron superiores a los colchones dinámicos en lo que respecta a la experiencia del paciente.
Experiencias como: “puedo dormir mejor”, “no es ruidoso” “es más confortable”
La evaluación de riesgos debería abordarse siempre en combinación con la evaluación clínica, pero los profesionales clínicos deberían ser conscientes del equipamiento disponible, y satisfacer, no sólo la necesidad clínica, sino también las necesidades de los pacientes.
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